La Escuela. Un lugar

TEXTOS | Creación de la NEL – Santiago
La Escuela. Un lugar
Alejandro Reinoso, Director de la Sede Santiago de la NEL
El título de esta conferencia abierta a tres voces tiene un título y un subtítulo.

¿Cuál es el motivo que nos convoca hoy? El subtítulo. Permite declinar y marcar la disyunción entre la psicoterapia y el psicoanálisis en términos de la formación y la interrogante por quién ejerce la función. Es la centralidad de una escuela en la formación de los analistas y por la pregunta misma acerca de qué es un analista. Podríamos pensar entonces que el título es una excusa para pasar a hablar de otra cosa, sin embargo, efectivamente no podemos pensar la diferencia entre ambos modos de ejercer la clínica si no consideramos el lugar y el tipo de operar que ejerce una escuela a diferencia de cualquier institución de formación psicoterapéutica y el modo en que se ejerce que se dispensa un título o postítulo de psicoterapeuta, incluso de psicoanalistas de otras orientaciones, vs. el sostener una barra sobre El significante el Analista con mayúscula, que no existe.

 

Psicoterapia y psicoanálisis
Las diferencias entre el psicoanálisis y psicoterapia son sustanciales. Convengamos en al menos dos puntos de disyunción:

1. Primer punto La cuestión del sentido

El sujeto hablante pide sentido, lo espera y goza de él, juissance (goce y gocesentido) juega Lacan con la homofonía. La psicoterapia se orienta por el sentido, por el reenvío a otro sentido y a otro sentido más, con una hermenéutica ilimitada y metonímica, con algunos efectos terapéuticos pero sin un tratamiento del goce por vía de la lengua. Así, después de un alivio inicial entra en un callejón sin salida, un más de lo mismo, una repetición circunscrita que insiste y toca la impotencia del paciente y ciertamente del psicoterapeuta.

El psicoanálisis en cambio da lugar a la estructura y, por ende, al agujero de lo real alojando la demanda de sentido pero sin responder a ella. Por lo tanto, el psicoanálisis opera con un desplazamiento del sentido a la fuga de sentido. Considera, con el último Lacan, un inconsciente con un real fuera de sentido, en especial con una noción de síntoma ya del orden del Uno, un fuera de sentido que está en relación al goce. Se trata en un análisis en definitiva de un saber hacer con eso. Es un modo de arreglárselas con lo incurable o intratable.

La psicoterapia tradicional en cambio, desde las maniobras con el sentido, aborda el hacer en clave del oficio del artesano que implica un ideal o un modelamiento de arreglo por parte de un maestro que sabe pero que evita la invención singular del paciente, tal como lo indica Mauricio Tarrab[1].

Con el campo del sentido como orientación, la psicoterapia apunta a estabilizar el yo y la función de identidad, operación de cierre que naufraga ante lo real. En la actualidad, la psicoterapia tipificada por vía de las evaluaciones y los protocolos manualizados se intensifica el desalojamiento y forclusión del sujeto por parte de las ciencias.

2. Segundo punto La política

La orientación de la psicoterapia, cada vez más con el apoyo del discurso dominante de las neurociencias, se anuda con el discurso científico en una operación respecto del sujeto: eliminar, anular, anestesiar y/o cancelar el síntoma, aquello que no funciona, que habla y goza en él. Es la definición que Miller nos da acerca de la salud mental como orden social, el empuje a silenciar el «inconsciente que no se calla nunca y que no ayuda para nada a la armonía»[2]. Es la armonía que la psicoterapia busca, tratando por ejemplo a la angustia como un síntoma, o ante los pacientes más graves y disruptivos donde la psicoterapia retrocede y da espacio a la medicalización. Cuando se orienta incluso por la vía del sentido y se considera una determinada función del síntoma está siempre en el horizonte su extinción. Otra perspectiva psicoterapéutica, es el mayor conocimiento del propio síntoma como indica Laurent respecto a la Ego psychology, donde «el síntoma se interpreta a partir de una operación de cognición: el término del tratamiento aquí consistiría en conocer los propios síntomas […] es el reabsorbimiento del síntoma en el S2: se necesita –entonces- tener una actitud científica con el propio síntoma, llegar a ser un científico de sí mismo, observar y desarrollar el saber del propio síntoma»[3]. Es en definitiva una autoscopía yoica: el yo se mide a sí mismo, se evalúa los pensamientos, su cuerpo, sus síntomas.

Desde nuestra orientación sabemos que el síntoma no puede ser silenciado ni reabsorbido en un saber. La política del psicoanálisis es el síntoma y la dimensión pragmática del sinthome en la última enseñanza permite dar un lugar a lo real por vía del saber hacer con él. ¿Qué significa esto? Considerar esta política del síntoma implica y obliga a realizar el desplazamiento del síntoma como índice de verdad al sinthome como signo del goce.

En La dirección de la cura Lacan subraya que la política es una de las coordenadas, junto a la táctica –las maniobras de la transferencia- y la estrategia –la interpretación-, en el tratamiento y que atañe directamente y estrictamente a la posición del analista, su acción y su ser.

En las psicoterapias las nociones de «desarrollo de habilidades psicoterapéuticas» orientan a abordar la estrategia y la táctica en clave de fórmulas, especialmente esta última: desarrollar un catálogo de intervenciones, cómo intervenir, saber qué preguntar, cuándo, qué hacer en caso de, cómo maniobrar con pacientes tipo A o B, etc. Es una política de alfabetización, clasificación y de domesticación que desatiende la singularidad del caso y que ubica inicialmente a quien se forma en esta perspectiva en una tábula rasa, un inexperto, pura Ignorantia Docens al decir de Lacan.

Si el analista paga con su ser entonces, entonces la política es punto central que articula, opera con consecuencias sobre la táctica y la estrategia. Luego la pregunta por el analista y la formación son fundamentales: ¿dónde formarse?, ¿cómo?, ¿qué es una escuela?

 

La pregunta por la escuela: la formación del analista y el movimiento psicoanalítico
El deseo de Freud en relación a la institución analítica fue proteger y defender el psicoanálisis. En efecto, para Freud la creación de una asociación era imprescindible dados los ataques que ya padecía el psicoanálisis en 1910: «yo juzgaba necesaria la forma de una asociación oficial porque temía el abuso de que sería objeto el psicoanálisis tan pronto como alcanzase popularidad. Entonces se requería de un centro capaz de emitir esta declaración: ‘el análisis nada tiene que ver con todo ese disparate, eso no es psicoanálisis’ En las sesiones de los grupos locales que compondrían la asociación internacional debía enseñarse el modo de cultivar el psicoanálisis, y allí hallarían su formación médicos para cuya actividad podrían prestarse una suerte de garantía. También me parecía deseable que los partidarios del psicoanálisis se encontrasen reunidos para un intercambio amistoso y para un apoyo recíproco, después que la ciencia oficial había pronunciado su solemne anatema contra él y había declarado un fulminante boicot contra los médicos e institutos que lo practicaban. Todo eso, y nada más que eso, quería yo lograr mediante la fundación de la Asociación» (p. 43). Freud enunciaba estas palabras hace poco más de 100 años en la historia del movimiento psicoanalítico (1914). La idea misma de movimiento implica acción y promoción; cultivar el psicoanálisis en analistas encarnados, su significante fue laInternacional.

El deseo de Lacan fue la formación del analista y la reconquista del campo freudiano. En el Acto de Fundación Lacan subraya una insistencia del retorno a Freud, un espíritu de restauración –dice-«del filo cortante de su verdad; que vuelva a llevar la praxis original que él instituyó con el nombre de psicoanálisis […] denuncie en él las desviaciones y las concesiones que amortizan su progreso al degradar su empleo […] Este objetivo de trabajo es indisoluble de una formación a dispensar en ese movimiento de reconquista» (247). Para cumplir este objetivo indicará que la escuela implica un compromiso donde existirá un control interno y externo. Miller indica que «el control interno son los órganos de la Escuela que pueden hacer una selección del trabajo_; decir control externo es decir que la escuela está en contacto con el resto de la sociedad, al contrario de lo que ocurre con los grupos analíticos»[4]. Además, en el acto de fundación Lacan enfatiza el lugar que tiene el trabajo en especial el pequeño grupo de elaboración sostenida, el cartel. Respecto del trabajo Miller puntualiza: «decir que la escuela es un órgano de trabajo es decir que no es un órgano de reconocimiento de los analistas. Si en la escuela se efectúa algún reconocimiento, es el reconocimiento del trabajo»[5].

-¿Qué formulas tenemos para nombrar una escuela?

De los diversos matemas, aforismos y apólogos con los que intentamos definir qué es una escuela, tenemos algunos desarrollados por Jacques-Alain Miller: «es una escuela de trabajadores por el psicoanálisis para la reconquista del campo freudiano; la escuela que es el Otro de la garantía, el Otro que sostiene la garantía; tenemos que examinar en qué medida -o no- responde a las necesidades de la estructura; es un concepto fundamental del psicoanálisis… responde a la estructura misma de la experiencia analítica; la escuela es una casa simbólica; es una casa en la realidad, que nos permite agruparnos; es un lugar a donde se dirige la transferencia de trabajo; es un lugar inconsciente. Es partícipe de la otra escena; es como una encarnación del Otro para los analizantes y analistas; es un lugar donde hay juicios, donde las relaciones de unos con otros están en juego; es el lugar donde cada uno demuestra su relación con la autoridad, y la aceptación o no de la castración»; es un instrumento, ‘un instrumento para el psicoanálisis’. En la teoría del sujeto escuela de Turín, «la escuela sujeto se puede interpretar».

Si la escuela es una experiencia, es una escuela de analizantes, donde se preserva lo indecible en la formación; poner al centro lo real, el agujero y la causa. La Escuela es el «no sin los otros» de la autorización del analista.

La escuela es un anudamiento como nos indica Miquel Bassols, presidente de la AMP. En su discurso sobre la institución de la transferencia[6] precisa que una escuela implica la transferencia de la suposición de saber y no es una escuela de la sugestión cuya vía de la identificación se anquilosa en la figura clásica del didacta.

 

Una sede de la escuela en Chile, una sede la NEL
Quisiera quedarme hoy con una forma de nombrar la escuela en este momento de creación de la sede de la NEL en Santiago:

La escuela es un lugar. El acto de Fundación ubica este significante a propósito de la noción de escuela en la Antigüedad: «ciertos lugares de refugio, incluso bases de operación contra lo que ya podía llamarse malestar en la civilización» (p. 256). Un lugar, «casa simbólica» al decir de Miller. La base de operación evoca elementos estratégicos y tácticos orientados por la política para ejercer una acción contra, es decir, como el reverso del discurso del amo en sus vertientes actuales discursivas en la civilización.

-Una Sede

El significante Sede evoca un lugar. Etimológicamente «silla, sillón, asiento»; no es una cátedra que constituye «el asiento del catedrático, el asiento más elevado desde donde el maestro da lección a los discípulos» (RAE). Es un lugar de trabajo, un lugar donde detenerse, hacer pausa, un lugar de los medios de la palabra y de la escritura, un lugar para orientarse, enlazarse con otros. Una escuela lugar invita inmediatamente a pensar el tipo de topología involucrada, en los lugares que los registros imaginario, real y simbólico quedan, sabiendo hacer con lo irreducible y con lo real en la casa misma. Sí, este lugar se puede anudar de distintas maneras. A la manera de cada uno en primer lugar. Podríamos hablar de él sin habitarlo, sería la cháchara sobre la escuela envés de hacerla existir, sin acto performativo. Podríamos querer ampliarla rápidamente, abrirla a la extensión sin cultivar lo propiamente analítico. Podemos hacerla vivible e interpretándola cuando deje de serlo, sobre todo cuando los fantasmas y las imágenes entren demasiado a ella. Podemos hacer un buen uso del refugio o quedarnos en un atrincheramiento estéril.

Un lugar que preserva lo indecible y el deseo. La casa lugar como sinthome es un medio, un instrumento, no es un fin, el fin es el psicoanálisis, su práctica, el control de ella, la formación epistémica. Un instrumento político para leer el malestar de la época.

Como toda casa tenemos que cuidarla de las identificaciones de grupo, cuidar de no dedicarnos a adornar la casa para compararlas con otras casas, comparar con el jardín del lado -como reza el dicho. El narcisismo de las pequeñas diferencias podría llevarnos a compararnos eventualmente al interior de la casa, una habitación con la otra. Cada uno a modo propio verá qué hacer con su propio síntoma y eventualmente hará de la escuela su partenaire. Los órganos de la escuela velarán por hacer este lugar vivible.

Ese lugar hoy tiene un lugar preciso, la NEL, como un Otro vivo, en lazo con la AMP que da vida a la Escuela Una en el país del psicoanálisis. Una escuela de lo múltiple que aloja países, acentos, culturas, donde está Latinoamérica viva. Una Escuela marcada por los lazos presenciales y virtuales. Una escuela marcada hoy, más que nunca por el horizonte del Pase.

En un momento de entusiasmo como éste se podría evocar la máxima de los tres mosqueteros: «Todos para uno y uno para todos». Pero sabemos que no hay un «todos». Se construye en el uno por uno con los itinerarios y los momentos de cada uno, de cada analista. Hasta ahora también este proceso ha sido construido con las dos instituciones analíticas locales asociadas a la AMP, el CEIP y la ALP que hoy cierran sus puertas. Hemos recorrido un camino hacia la NEL que nos acoge. Que mejor muestra de ello es la presencia de su Presidenta en Chile y desde mañana oficialmente seremos parte de ella. Simbólicamente ya estamos enlazados. En cada sede y delegación de la NEL la escuela se hace viva, se le da existencia. Lo Uno y lo múltiple se entrelazan.

Me permito plantear una lectura sobre una particularidad local, chilena, que ha sido un desafío para el psicoanálisis y no sólo para él. La cordillera, el océano, el desierto en el norte y la Antártica en el sur no sólo es un real de la naturaleza que nos define en modo insular, también ha sido un dique en lo simbólico, un modo de hacer frontera, de diferenciación imaginaria y también es posible decir de un cierto rechazo al Otro. La condición subjetiva insular del país nos ha dejado a menudo fuera del continente no sin alienarnos más allá de él. El ingreso tardío de los escritos y enseñanza de Lacan a Chile fue un síntoma de eso, al igual que enlazarnos lenta y tardíamente a la AMP. Hace unos años Mauricio Tarrab nos interpretó diciendo que sería bueno que los colegas chilenos cruzáramos la cordillera, tal vez de las primeras interpretaciones pre-escuela, lo cual produjo un efecto.

¿Cómo decir analíticamente una Sede de la escuela en Chile?, ¿tenemos sede?, ¿somos sede? ¿Es algo del orden del tener o del ser? Ciertamente no. Es un situarnos uno por uno entre el no hay y el hay. Es hacerla existir uno por uno, con su síntoma y rasgo, y no consistir. Es hacer algo con el agujero en el lazo entre analistas, un lugar para enunciar un bien decir sobre la práctica analítica, sobre el control de ella, actualizando la relación al psicoanálisis y también con el malestar en la cultura, donde necesitamos y debemos estar a la altura de la época. Encarnarla, hacerla viva. El no-todo es la lógica y la política, poner en práctica esta lógica y política será un desafío. Hacer existir la NEL en Chile es un nuevo lazo que por vía de la transferencia de escuela que ya está en construcción, encarnado ya en el reciente viaje de muchos de nosotros a las IX Jornadas con presencia en acto y los encuentros virtuales preparatorio. Desde ahora en adelante también las actividades locales de la sede y las actividades de escuela propias del programa de trabajo de la NEL. Es el desafío de la construcción de la transferencia de trabajo. Procuraremos que las actividades sean parte de esta lógica y esta política con paso decidido y asumiendo un buen ritmo: «festina lente, -concluyo con estas palabras de Miquel Bassols, nuestro presidente de la AMP- apresurarse lentamente, y tal vez conviene ir un poco más para acá en lugar de ir más para allá, siguiendo el divino detalle, sin querer alcanzarlo todo»[7].

Gracias.

NOTAS

M. Tarrab, Savoir y faire. Ver: http://wapol.org/es/articulos
JAM «Salud mental y orden público». Introducción a la clínica lacaniana. RBA, Barcelona 2006 1988, p. 130.
Laurent, E. «Conferencia de Eric Laurent», LP N° 41, p. 44.
JAM, «La escuela y su psicoanalista» (1990), en Introducción a la clínica lacaniana. p. 254.
Ibid, p. 255.
M. Bassols, «La institución de la transferencia». Conferencia en Mestre, Venezia febrero 2016. Inédita.
M. Bassols, «Discurso del Presidente entrante». XIV Asamblea general de la AMP. París, 2014. Ver: www.wapol.org