seminario internacional

El discurso analítico
Consecuencias en la práctica
Invitado: Guy Briole

 

“… la referencia esencial del discurso analítico es el “no-todo” […]
En el sentido que lo que vale para uno no vale para otro”
Jacques-Alain Miller (1)

 

En una época en que parecen diluirse los límites entre los discursos, constatamos una proliferación de ofertas terapéuticas que se presentan como psicoanalíticas. Cabe preguntarse cómo distinguir una presentación, un semblante, de lo propiamente analítico de una experiencia. Preguntarse sobre la particularidad de ese lazo inédito entre analizante y analista fundado por Freud. En un contexto en que se trivializan los discursos, nos vemos convocados a preservar la especificidad del discurso analítico, siguiendo la enseñanza de Jacques Lacan con la orientación de Jacques-Alain Miller.

Sobre la noción de discurso, Lacan plantea que “Mediante el instrumento del lenguaje se instaura cierto número de relaciones estables, en las que puede ciertamente inscribirse algo mucho más amplio, algo que va mucho más lejos que las enunciaciones efectivas. Estas no son necesarias para que nuestra conducta, eventualmente nuestros actos, se inscriban en el marco de ciertos enunciados primordiales” (2). Es partir de los discursos que podemos avanzar en la distinción que nos proponemos, considerando los cuatro discursos establecidos por Lacan: discurso del amo, discurso de la histérica, discurso analítico y discurso universitario. Este recorrido nos permitirá situar la especificidad del discurso analítico que, tal como Lacan plantea en el Seminario 17, “debe encontrarse en el punto opuesto a toda voluntad, al menos manifiesta, de dominar” (3) y que poco más adelante, nos advierte: “de mi discurso no esperen nada que sea más subversivo que el propio hecho de no pretender darles la solución” (4).

La experiencia analítica no depende de intenciones ni de las características del espacio en que realizamos nuestra práctica, y la posibilidad de deslizarnos hacia otros discursos está siempre presente. Es crucial distinguir las declaraciones de los actos y sus efectos, o como señalaba recientemente Jacques-Alain Miller en el Congreso de la AMP “Todo el mundo es loco”, si el enunciado se condice -o no- con la enunciación, en este caso del practicante. Se vuelve necesario verificar, caso a caso, si la práctica está orientada por el discurso analítico. Para este trabajo de formalización, en las mesas clínicas incluiremos casos de la práctica privada, como también de la práctica en contextos institucionales.

Es fundamental destacar que las modalidades de estas prácticas remiten a la formación de los analistas. Análisis personal, control de la práctica y estudio de los textos, anudados en la inmersión de la Escuela de Lacan. ¿Qué distingue una formación orientada por el discurso analítico de una pretendida formación desde el discurso universitario? Será una oportunidad para abordar la formación que dispensa la Escuela, formación necesaria y permanente para que la experiencia de un análisis sea posible.

 

Referencias

  1. Miller, J.-A. (2011). “Todo el mundo es loco I”. Revista Lacaniana de Psicoanálisis N°11. Buenos Aires, Grama Ediciones, p.22.
  2. Lacan, J. (1969-70). El seminario 17: El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires, Paidós, 2002, p. 10-11.
  3. Ibid., p.73.
  4. Ibid., p.74.