Del Homo Universalis a un saber agujereado

TEXTOS | De los grupos a la Escuela

Del Homo Universalis a un saber agujereado

Por Juan Pablo Bustamante

El hombre universal

El polímata, hombre de conocimiento amplio, dedicado al desarrollo y aplicación en todos los campos del saber, también conocido como el Homo Universalis, fue el ideal del Renacimiento. La inspiración que produjo en muchos hombres de ciencia y artes hizo que en dicho período de la historia hubiera grandes avances culturales y un florecimiento sin igual de los saberes.

Uno de los hombres mas destacados del Renacimiento, Leonardo da Vinci, fue figura inspiradora desde mi adolescencia. La aspiración al hombre universal y su saber absoluto me sedujo hasta mi formación universitaria.

La pregunta por la transferencia, en cuanto ella era el misterio de la relación al saber para mi, se perfiló por esos años como mi tesis de magister. Sin embargo, puedo decir que –íntimamente- ella era la pregunta por la razón última del saber, que puede formularse como ¿qué Otro garantiza mi saber?. También fue el tiempo en que se presentó para mi una pregunta por el amor, desde la cual formulé mi demanda de análisis.

Ambas cosas, formación epistémica y análisis se anudaron con el grupo. CEIP fue la vía por la cual se me presentó la posibilidad de un lazo que no fuera de saber constituido. El agujero de saber cavado por el análisis y la posibilidad del lazo a una enseñanza –la de Lacan- que, sostenida en la transferencia, apunta a lo más intimo de nuestro «no quiero saber nada de eso», suscitó en mi una respuesta sintomática: investigar la topología del sujeto. Investigación que no por nada se dirige a aquello que hace agujero.

Una superficie agujereada es también donde se inscribe el saber, cuyo marco –tal como Lacan nos lo delinea-, es el no saber[1], borde litoral en que la letra sustituye a la relación sexual que no hay.

Si la topología me hizo síntoma –con la equivocidad que allí se deja escuchar-, fue síntoma en primer lugar de las orejas de aquellos ante los cuales, no sin transferencia de trabajo, eso se puso a hablar. Se puso a hablar por mi boca, tanto más, cuanto que para mi era enigma. Algunos de ustedes saben cuanto les he machacado las orejas con superficies uniláteras y bordes continuos.

«Aportar al grupo, enseñarles algo», era el nombre de lo que –no sin cierto academicismo universitario- me causaba.

El declive del universal del grupo comienza con el «algunos» de la preposición particular en que se enmarcó lo que siguió a las indagaciones topológicas. En efecto, estudié sólo con algunos.

Así, el paso por la formación analítica, del grupo a la Escuela, se ha dado para mi como un verdadero tratamiento del falo academicista. De la excepción del «uno que sabe topología», al que estudia con algunos otros.

 

Hacia la Escuela

Hoy, bajo el horizonte de la NEL, un interés renovado surge por la topología lacaniana, luego de estar dormida hace más de un año.

En el seno de la formación analítica, ¿qué relación tiene la Escuela con la institución?. El trabajo de carteles que organizó nuestra Coordinadora, me causó a volver a pensar en términos topológicos esa relación intrincada entre la Escuela y la institución, la tensión que implica, su disposición en extimidad.

Luego, una atractiva invitación a participar en el Observatorio de Autismo de la FAPOL, que recibí con entusiasmo, me ha causado recientemente a continuar investigando la articulación psicoanálisis-topología, pero con el autismo como perspectiva.

Con lo anterior, una lectura posible se abre para mi respecto de mi lazo -en soledad singular- a la Escuela. La relación a la topología lacaniana que había sostenido mi lazo al grupo, hoy volcada al autismo ¿no habla también de la soledad relativa a la causa analítica? Es quizá una nueva invención del lazo, mi lazo, para la nueva NEL-Santiago, a la que dispongo ya no tan solo mi saber, sino aquello que está aun en el porvenir, como agujero, para un deseo posible.

NOTAS

  1. Lacan, J. (2012). Otros Escritos. Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela. Ed: Paidós