Boletin 14

BOLETINES

Boletin #14:
Resonancias de las X Jornadas de la NEL CDMX 2018

EDITORIAL

Francisco Aliste
Asociado de la NEL-Santiago
Responsable del Encuentro de Resonancias de las X Jornadas de la NEL
Sede Nel-Santiago.

Habiendo transcurrido un espacio de tiempo desde la realización de las décimas jornadas de la NEL en ciudad de México, surgió la iniciativa de escuchar los ecos que dejó este paso en algunos y algunas. Ecos que tomaron la forma de un encuentro de resonancias, llevado a cabo el día 1 de diciembre en la sede NEL Santiago.

Seis colegas aceptaron generosamente la invitación a transmitirnos las preguntas e interrogantes que se plantearon para ellos a partir de un rasgo, acontecimiento y/o momento ocurrido en el contexto de estas jornadas, orientados por los efectos de formación que de allí se pudieron extraer.

En la lógica del dispositivo de una conversación de Escuela, hicimos envío de los textos con anticipación a quienes manifestaron su deseo de participar, de tal modo de dar tiempo a la elaboración individual la cual pudiera ser puesta en acto en el momento del encuentro en el Otro de la sede. Extraer la lectura “en vivo y en directo” tuvo un efecto de animar la discusión, dando paso a un diálogo fecundo que no se ordenó ni por el acuerdo ni los consensos.

Dos momentos organizaron el encuentro: el primero de ellos, Alejandro Reinoso, Ana María Solis y Francisco Pisani -con la interlocución de Joaquín Carrasco-, transmitieron sus resonancias en torno a los testimonios del pase. El segundo, Paula Iturra, Carolina Vignoli y José Luis Obaid -con la interlocución de Alejandro Góngora- nos plantearon sus preguntas en torno a los puntos de conjunción y disyunción entre el estrago y la psicosis.

El presente boletín es un tiempo tres, subsecuente a las jornadas NEL y el encuentro de la sede, en donde se encontrarán no sólo los textos-resonancias de nuestros colegas, sino también algunas contribuciones de nuestros asociados y miembros, en relación con lo que para ellos resonó respecto del encuentro.

Agradezco a las distintas comisiones de la sede por la disposición al trabajo, y especialmente a Raquel Cors, quien en su apertura del encuentro realizó algunas puntualizaciones en torno a la lógica de la conversación y el lugar de las resonancias para el psicoanálisis.

Buena lectura!!!

 

 

APERTURA

Resonancias para una posición analizante en permanente conversación

Raquel Cors Ulloa
Miembro de la NEL y la AMP, AE en ejercicio (2018-2021)
Vice-Presidente de la NEL (Nueva Escuela Lacaniana)
Presidente del Comité Consultivo del INES (Instituto Nueva Escuela)
Secretaria del Bureau de la FAPOL (Federación Americana de Psicoanálisis)

Recibí con alegría la propuesta del Directorio de la Sede para esta conversación sobre las “Resonancias de las X Jornadas de la NEL”. Francisco Aliste, responsable de esta actividad, me llamó por teléfono para proponerme que antes de iniciar la conversación entre miembros y asociados de la NEL-Santiago, diga algo sobre lo que implican para nosotros las Resonancias. Así que les agradezco esta posibilidad que nos convoca hoy para dialogar sensatamente por el eco de un decir en el cuerpo de cada uno.

 

Conversación

Para el psicoanálisis de orientación lacaniana, una conversación no implica que todos estemos necesariamente en consenso total, sino más bien, como señala Jacques-Alain Miller, conversar estaría más cerca de lo que es un diálogo sensato. Pero, para conversar sensatamente, requerimos plantearnos primero sobre el estatuto que le damos al Otro, el de cada uno. Pues el estatuto del Otro posibilita, o anula, la relación con el Otro y con los otros. Lo cierto es que si el Otro está completo: obtura la conversación, haciendo de ella un monólogo, generando El consenso grupal y por ende la identificación que solo consigue excluir el malentendido o caer en la preeminencia de lo imaginario bajo el tú o yo, bajo el yo y los otros, bajo el nosotros y/o ellos.

Pero, si el estatuto del Otro en una conversación está barrado S(A/) es inconsistente, entonces la cosa cambia, pues lo heterogeneo posibilita el diálogo sensato con algunos otros, sin la exclusión del malentendido, tan importante a la hora de conversar analíticamente. Que el Otro esté barrado no quiere decir que conversemos sin una orientación, sino que hay conversaciones orientadas por-lo-real. Quizá a esto se refiere Miller en El ultimísimo Lacan cuando señala el principio de contradicción en la última enseñanza, que para mí se hace presente en la permanente formación, en la Escuela.

Quizá la apertura a preguntas sensatas posibilitaría una conversación, aunque no toda conversación posibilita una pregunta sensata.

La cuestión es si una comunidad de sujetos puede soportar una conversación donde no hay consenso y el Otro para cada uno es distinto. No es tarea fácil, porque las comunidades son hechas de vínculo social y efecto de discurso.

Para conversar requerimos una posición analizante, en permanente conversación.

 

Resonancias

“Las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir”[1] .

No hay resonancia sin cuerpo. La resonancia es posible porque hay un eco en el cuerpo, sin el cuerpo no es posible que haya resonancias. Es así que para el psicoanálisis, se requiere del cuerpo que habla, de las palabras que en él resuenan. Por eso no es suficiente que haya cualquier información, por más maravillosa que ella sea. No somos como las abejas que se bastan con un lenguaje preciso. Para el parlêtre, más allá de la información, hay apertura de evocaciones, hay resonancia.

Así también hay interpretaciones inolvidables, esas que dejan huella porque resonaron en el cuerpo, es un hecho. Cuando hay interpretación es porque algo hizo eco para alguien; y ese eco no es igual para-todos, sino sería identificación. Es que las resonancias son tan íntimas, tan singulares, que cuando hacen eco pueden llegar a provocar conversar sensatamente, analíticamente. Es una experiencia única, como lo son las interpretaciones del analista. Lo que hace eco para un analizante, no le dice nada a otro analizante. Quizá porque lo que es inolvidable para uno, puede ser olvidado para otro.

Las interpretaciones no dicen “voy a decirle una interpretación”. Un decir resuena, emociona, calma, conmueve; y no siempre es gran cosa, a veces es cualquier cosa la que resuena en nuestros cuerpos, es cuestión de eco.

No sin transferencia, y por algo de ese decir es que hoy sábado estamos aquí.

 

MESAS

I. RESONANCIAS DEL PASE

Interlocución

Joaquín Carrasco
Asociado de la NEL-Santiago

La primera mesa, o más precisamente la primera parte de la conversación, se produjo a partir de los trabajos escritos por tres colegas. Tres textos que dan cuenta de las resonancias, saldos de saber y preguntas singulares que surgieron a partir de los testimonios del pase.

A partir del texto de Francisco Pisani, conversamos sobre los efectos que tiene escuchar los testimonios del pase. Entre dichos efectos, destaco el deseo decidido por el psicoanálisis y la Escuela.

Ana María Solis nos compartió los saldos de saber y las preguntas que decantaron de las últimas jornadas de la NEL, en especial sobre la posición del analista, abriéndose la pregunta sobre dicha posición ante la contingencia, tanto en la práctica como en la formación y en la Escuela.

En el texto de Alejandro Reinoso se plantea una propuesta que sería interesante trabajar: “profundizar en los alcances y limitaciones del estar en vivo y en directo” ante los testimonios del pase. ¿Cuál es la particularidad de estar en cuerpo presente ante la lectura de un testimonio?, ¿qué lo distingue de la lectura una vez que ha sido publicado?

La conversación giró en torno a la dimensión pulsional en esta experiencia propia de las Escuelas de la AMP, el modo en que se pone en juego el cuerpo y sus satisfacciones. Me quedo con una constatación: la conversación se constituye como un espacio privilegiado para compartir y situar los efectos del trabajo de Escuela.

 

Ecos de un decir

Francisco Pisani
Asociado de la NEL-Santiago

Comienzo con dos preguntas ¿qué resonó en mí en las jornadas de la Escuela? y ¿qué efectos de enseñanza se desprenden? Me voy a centrar en las resonancias del pase.

La resonancia está emparentada con la interpretación, con los efectos de un decir y del acto. Si la pulsión se puede ubicar como eco de un decir en el cuerpo, la resonancia es efecto de la interpretación, hace eco del eco.

Tenemos la Escuela Sujeto que se deja interpretar, habitada por múltiples singularidades que hacen cuerpo en la Escuela. Los testimonios tocan el cuerpo, incluso producen un efecto de emoción en la comunidad. Efecto importante, aunque no se trata solo de eso.

¿Qué es lo que en la enunciación del testimonio se hace pasar? La consistencia de una inconsistencia, producto del agujeramiento y atravesamiento del fantasma, pero también lo que no se puede agujerear y surge sólo como puro resto. Poder dar cuenta de una relación nueva con eso. Poder decir lo indecible, formalizado en una lógica que se hace pasar. Pasar por una verdad/mentirosa de la Hystoria para ubicar una lógica de lo imposible. En el testimonio surge el estilo, que no es sólo una cuestión de estilo, sino el estilo en su radicalidad. Lacan dice “el estilo es el hombre”, esto es, el estilo es su manera única de gozar. El estilo, decía Raquel, son las marcas de goce.

El Pase interpreta a la Escuela Sujeto, en parte, porque agujerea ciertas consistencias del empuje a lo institucional y porque puede tocar, movilizar los análisis personales. Produce movimiento en la Escuela de analizantes.

El pase en el centro de la Escuela es también el pase en el centro del propio análisis. Los momentos de pase del propio análisis. Modificaciones en la posición subjetiva constatada en la enunciación, en la relación a la causa de deseo y a la Escuela. Estos momentos de pase del propio análisis son hitos que causan el bien decir, cuyas consecuencias se verifican en la producción del discurso analítico. El discurso analítico y La Escuela no están asegurados, requiere de la comunidad de analizantes.

No hay palabras para agradecer lo que Un-psicoanálisis-ha-hecho-por-Uno. No son las palabras textuales del testimonio de Raquel, es lo que resuena como un eco. No hay palabras para agradecer al psicoanálisis, pero si hay presencia, causa y deseo decidido de cada uno de los que hacemos parte de la comunidad de analizantes. No hay palabras, pero sin embargo agradezco a los Analistas de Escuela sus testimonios y los efectos del psicoanálisis en Una-vida.

 

Conversar sobre la presencia

Ana María Solís
Miembro de la NEL-Santiago

La contingencia retrasa mi entrega del presente trabajo. Agradezco a los colegas por la provocación de este encuentro. En especial, a Francisco Aliste por su invitación, a escribir, a formalizar algo de la experiencia. Sólo tres cosas quiero puntuar de las muchas resonancias que me quedaron a modo de saldo de saber y porque no decirlo, de causa para seguir trabajando.

La primera tiene que ver con un axioma “La mujer como síntoma de un hombre”, y en relación con esto, la pregunta de José Fernando Velásquez, y su enunciación, del lado de la conversación, no del S1, sino de una pregunta de un practicante del psicoanálisis. Parafraseo: “Si una mujer puede ser síntoma de un hombre, ¿podrá ser suplencia para una psicosis ordinaria?”. Su pregunta hizo eco en mí, no sólo por su contenido, sino por la posición de humildad en su enunciación. Esa pregunta aún sin sentido queda resonando en mí.

Segunda puntuación, ante la interrogante ¿A que nos referimos cuando hablamos de la presencia del analista? La presentación de Clara María Holguín me llevó a releer el seminario 11, cito: “la presencia del analista es una puesta en acto de la realidad del Inconsciente”. Entonces, como marca Clara, su acto es el de subvertir el sentido o quizá tengamos que decir, agujerar el sentido, para hacer aparecer una presencia.

¿Cuál es el estatuto de esta presencia? Esto me lleva al trabajo en la Sede, en transferencia con los colegas que participan en el Seminario de Enseñanza declarada, “La actualidad del fantasma”. Mi rasgo: ¿Qué estatuto del objeto y que posición del analista? Si el analizante viene a completarse con el objeto tapón del fantasma, buscándolo en el analista, ¿Qué posible posición? ¿Cómo hacer semblante del objeto causa? Vuelvo a citar a Clara: “El analista deberá maniobrar la transferencia haciéndose semblante de objeto. Convoca el objeto que está en juego en la causación del sujeto. Su responsabilidad será quitar ese tapón con su acto, es decir, actualizar esta realidad sexual”.

Si lo que se presenta ante la interrupción de la cadena significante es lo pulsional, lejos de toda ficción lo que aparece es lalengua, el sin sentido. Se abre el fantasma para que aparezca el puro valor de goce. En ese terreno, ¿podemos hablar del inconsciente real?

Un último punto, como saldo de saber. En la presentación de casos de la Conversación Clínica, una indicación sutil y precisa de María Josefina Sota Fuentes: para orientar una cura tenemos que conocer la posición subjetiva del analizante, su posición de enunciación. Nos podría parecer una frase obvia, casi de perogrullo, pero escuchando la práctica de una analista en posición de analizante, toma todo su valor.

 

¿Leer y/o escuchar-ver el pase?

Alejandro Reinoso
Miembro de la NEL y la AMP, AE en ejercicio (2018-2021)

No basta con oír la música;
además, hay que verla.
Igor Stravinsky

Agradezco a Francisco Aliste la invitación a participar con un texto-interrogación para animar la conversación de Escuela del sábado 1 de diciembre y, concretamente, a formular por escrito una pregunta-saldo-resto de las Jornadas de la NEL en Ciudad de México. También mis agradecimientos a Peter Molineaux por el malentendido a nivel de escritura/difusión de este texto en aras de la conversación.

En Ciudad de México escuche en vivo, por segunda vez, los testimonios de María Cristina Giraldo y de Pepita Sota Fuentes. Asimismo, escuché en vivo y en directo (como se dice en la jerga de la transmisión televisiva) el primer testimonio de nuestra colega Raquel Cors Ulloa. Había escuchado el primer testimonio de María Cristina en Guayaquil el 2016 y el testimonio de Pepita en Barcelona en el Congreso Mundial en marzo de este año. Cada uno de estos testimonios ha tenido en mí un efecto distinto y singular; han “pasado” diversas cosas en mí y otras que “no han pasado” de esos pases. En el entretanto había leído y estudiado algunos de los testimonios de María Cristina de estos dos años. A raíz de la experiencia de las Jornadas en Ciudad de México y, retroactivamente, de los testimonios escuchados en otros lugares y épocas, así como de otros leídos y estudiados como el de Ram Mandil en los últimos meses, me vino por primera vez una inquietud y distinción nítida con un son de pregunta.

Me pregunté en ese momento gruesamente y ahora me vino una fórmula neta: si escuchar con el cuerpo en vivo y en directo… si era lo mismo escuchar-estar que leer un testimonio. Si los efectos de transmisión, enseñanza, formación eran los mismos. Ya me parece injusto hablar de lo “mismo” cuando sensorialmente es otra cosa, cuando el efecto comunidad, el Otro Escuela que efectúa el efecto Witz en acto, no está en el caso de la lectura. No se trata de comparar los contextos. La presencia en una jornada no reemplaza el estudio sistemático de un testimonio. Leer un texto sin la enunciación del cuerpo del AE es indudablemente diferente. Son incomparables, ciertamente. La pregunta es esencialmente para profundizar en los alcances y limitaciones del estar en vivo y en directo. Es un más allá de las frases de sentido común “¡que lindo! ¡Fantástico! O ¡me gustó!” y que no difiere de lo proferido a la salida de un cine.

Me refiero entonces que estar/escuchar con el cuerpo implica un dejarse, un ofrecer el cuerpo hablante, como un instrumento musical que no sólo hace eco, sino que resuena y consuena.

Estar presente con el cuerpo propio y escuchar en vivo y directamente implica la doble dimensión del cuerpo: con los objetos pulsionales y también poniendo a resonar la consistencia corporal. Entonces, ¿qué Unos de cada testimonio resonaron para mí? Comentaré uno en relación al primer testimonio de Raquel. Con el objeto mirada y voz en el cuerpo que transmite, en especial la intervención del marido, fue algo que “pasó” en mí. Se lo dije a Raquel en el aeropuerto de vuelta, cuando ella me preguntó.

¿Cuál fue el efecto de elaboración? En ciertos momentos del análisis, algunos otros significativos o no, nos tocan, introducen una palabra o gesto que generan un movimiento en el cuerpo hablante. No se trata de una intervención del analista –pero sí es en ese contexto-, se trata de un partenaire, cuyo enunciado y enunciación tiene un eco pulsional. Así, recordé en mi hystoria de análisis dos frases preciosas de mi esposa que me tocaron y vinieron fluidamente al torrente principal. Eso pasó. No fue lo único.

El cuerpo propio del escuchante en posición analizante, indica que ahí, en acto, los ecos de un decir resuenan y no del mismo modo que leyendo un testimonio ¿qué les parece?

 

II. REPENSAR EL ESTRAGO

Interlocución

Alejandro Góngora
Asociado de la NEL-Santiago

En las conversaciones durante las Jornadas, en los intermedios y en intercambios ya de regreso en Santiago, tuve la constatación de que la Sede NEL-Santiago extrajo un rasgo epistémico de su participación en estas Jornadas. La pregunta sobre el estrago se extendió como un eco en un cañón, de esos que se forman por el efecto de la escritura del agua sobre la tierra durante siglos y siglos.

Saber leer, leer de otro modo, es a lo que nos invita la formación del analista en las Escuelas de la Orientación Lacaniana. Si como sede hemos leído, es porque estamos dispuestos a escuchar el eco de esos surcos en las tierras del país del psicoanálisis.

De esta forma los textos que se presentan a continuación y que fueron los que permitieron una conversación durante el Encuentro de Resonancias de las X Jornadas de la NEL, establecen un par de interrogantes: ¿Hay estrago en la psicosis? ¿Puede ser el estrago un intento de solución? Si somos capaces de leer, estas preguntas nos relanzan a un programa de investigación sobre el estrago en la clínica actual, no asumiendo como evidente y cerrado un concepto que aún nos genera preguntas.

Los textos de los colegas Carolina Vignoli, Paula Iturra y José Luis Obaid son un punta pie inicial para este programa de investigación.

 

Claroscuros Maternos

Carolina Vignoli
Asociada a la NEL-Santiago

¿Cómo pensar el Estrago en los testimonios del pase?

Piezas sueltas

M.C. Giraldo “Claridad difusa”, ser objeto del estrago materno, del hombre estrago, del analista estrago. Responsabilidad de su goce.

Para su madre no había lugar para el amor de un hombre, ni para una hija con su color de piel. La Madre trataba de equiparar su cuerpo al del ideal.

Saber del rechazo radical hace marcaPasaje del Estrago al cuerpo que sabía esperar. Podía soportar un no sin que se volviera rechazo.

La mancha del color, la marca de su cuerpo en la mirada de la madre. Un significante sin posibilidad de sustitución. El problema estructural del estrago es que no hay vacío, no hay un significante que represente a un sujeto para otro significante. Injuria, un goce indialectizable, solidificado, sin sustitución significante. Una palabra condensa, sin posibilidad de metaforización, el ser de objeto de alguien. La raíz de un ser de insulto a donde tenía que haber una falta en ser.

De ser objeto del estrago a ser sujeto responsable. Hacerse cargo de las decisiones estragantes que uno toma.

M.J. Sota Fuentes “Parirse”

“Las Pepas para tirarlas a la basura”. Pepita versión de basura intragable que se come y se escupe. Amar y odiar a la madre, figura omnipotente, haber nacido no deseada. Evitar confrontarme con mi propio goce.

Creer que la madre no entregaba el secreto de la mujer.

El traumatismo del corte del lenguaje, segunda muerte que invade el vivir. (¿?)

Amar como mujer consintiendo a que no hay amor sin pérdidas, ni daños. Amor que toca la herida del no deseo. El estrago como efecto del arrebato. (¿?)

La Divina Miseria de ser una mujer, oxímoron, ¿cómo hacer de la miseria algo divino? Herida misma de la castración.

Posición melancólica en la histeria, era una basura, identificación al objeto sin metaforización posible, ni vacío.

¿Cómo se agujereó finalmente la basura? Después de que no le eligieron un trabajo para unas jornadas, le dice a su analista que lo tiró a la basura. Analista: “Basta de la basura!!”, el límite, la fuerza del acto. No habló más de la basura. El deseo nace de un acto. Concernida en mi propio goce, uno le echa al Otro el goce que lo concierne a Uno. La desimplicación. Basura fue una contingencia que marca la castración, quería que una madre me protegiera de eso que es el lenguaje.

Raquel Cors Ulloa. “27-28-1”

Contingencia del nacimiento. Tardó 3 días en salir, a fuerza de forceps. Posibilidad de necrosis de un brazo.

La niña tenía los ojos vivos y las mejillas rosadas. Enfermeras: “Una niña así, bella como un ángel, va a morir”. Abuela: “la niña será bella, inteligente y buena”. Ideales del siglo 20 que la salvaron para ir por la vida.

“Eras de pesada con tus fierros”, la naturalidad significante (¿?). Le pesaba al otro.

Problemas sexuales, silencio. Que sea otro que me saque de mi posición fetal.

Soltar la niña

Primer paso a los 2 años. En la adolescencia radiación a un quiste. “La niña morirá, no caminará y no tendrá hijos.”

Analista “Como usted desafía a la ciencia!”

“Vos estas viva Raquel”, “Raquel una sobreviviente que superó la marca fatal”. Nominación, afirmación, no enigma.

Soltar la niña fue toda la dificultad de la madre, 3 días, y como consecuencia los hierros que la fijaban al síntoma de peso al otro. En la lengua, vivir sintiendo que le pesó al otro. Soltar la niña en ti y soltarte del analista, él no podía precipitarlo por el riesgo de provocar un estrago.

Pasar del duro deseo de duelar al vivo deseo de vivir. La insondable decisión del ser de un deseo de vivir.

El Otro (analista) ayuda a puntuar algo para no seguir en ese acontecimiento de cuerpo que no termina de aterrizar.

Respecto de estos 3 testimonios me llama la atención, que a pesar de su singularidad, los dos primeros se pueden pensar del lado del estrago materno, como el efecto de la marca de un no deseo. Ahí habría que preguntarse el estatuto diferente de ese no deseo para que vaya hacia la neurosis o la psicosis, y la insondable decisión del ser. Para investigar.

Pero el de Raquel toca un punto de un real diferente, el de la posibilidad de la muerte. Me interroga respecto de la afirmación de lo primero es la lengua y después el cuerpo. Cuando el cuerpo está a punto de perderse, y la vida con él, ¿qué consecuencias en la lengua respecto de eso? Como que el significante estuviera muy al ras del acontecimiento de cuerpo, ese que no termina de aterrizar. Cómo el acontecimiento de cuerpo pasa por la lengua. ¿Qué es primero ahí?

 

2, 4, 10, 18, 27, 28, Uno…Resonancias de un encuentro con la Escuela

Paula Iturra
Miembro de la NEL-Santiago

Volver a hacer sonar, lo que quedó resonando para mí, que percutió, hacerlo pasar por la sede. Se trata de un encuentro en y con la Escuela, ¿Qué tiene como efecto de interpretación ese encuentro? ¿Qué despertó? Sentido y sonido, sonido fuera del sentido, distintas resonancias, no sin el cuerpo.

Como en una obra musical, hubo distintos momentos, movimientos y escenas. De miércoles a domingo, una lógica, una estética y una política. De la sexualidad femenina al Pase y podemos también pensarlo en un apréscoup. Una Escuela que aloja y alimenta, cuerpos, almas y deseos.

El 2. No hay primera sin segunda. El efecto del 2. Otra cosa. La segunda Jornada de la NEL a la que asisto, el 2 que abrocha, que hace lazo, cadena, ya no como una extraña, sino sintiéndome parte de la NEL, con voces y rostros que ya conozco, abrazos y saludos, conversaciones con los colegas de esta parte del País del Psicoanálisis. Segunda AE de la NEL que da su testimonio.

4° Conversación Clínica de la NEL, la presencia del analista, 10° Jornadas de la NEL ¿Qué madres (s) hoy?,18° Seminario del INES sexualidad femenina, nada se dejó al azar, había un hilo que seguir y pequeños detalles que causaban.

Secuencias y ritmos, voy sabiendo más de la historia de la NEL, de la que ahora me siento parte. Se me acerca la Escuela y en especial la Escuela del Pase.

Histeria, Falo, Uno, Cuerpo, Mujer, Madre, Estrago, Vacío, Amor, Vida, son algunos de los significantes que quedaron sonando…

Me interesa compartir algunas de las preguntas que fueron apareciendo en las conversaciones y que me causan el deseo de seguir investigando, y este encuentro me permite situarlas para conversarlas con otros, en particular respecto al Estrago.

Recordemos a qué se refiere Lacan con el estrago. En el Seminario 17 señala: “El papel de la madre es el deseo de la madre. Esto es capital. El deseo de la madre no es algo que pueda soportarse tal cual, que pueda resultarles indiferente. Siempre produce estragos. Es estar dentro de la boca de un cocodrilo, eso es la madre»[2] . En el párrafo que sigue “Hay un palo, de piedra por supuesto, que está ahí, en potencia, en la boca, y eso la contiene, la traba. Es lo que se llama el falo. Es el palo que te protege si, de repente, eso se cierra”.[3]

1.- ¿En qué estructura clínica podemos situar el estrago?

Pregunta que se va haciendo escuchar en varias mesas de presentación de casos de psicosis en mujeres, en relación a la madre y el goce femenino, donde se discute si se trataría o no del estrago. ¿Se trata de estrago o locura materna?

No me interesa cerrar y decir no hay estrago en la psicosis, sino que en un esfuerzo por hacer hablar los conceptos y la clínica. Podemos ir de atrás para adelante en las jornadas, y leer en “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina” qué pistas para pensar el falo, qué drena o no del goce femenino, para pensar lo femenino y la psicosis.

¿Cómo podemos pensar el estrago a partir de la última enseñanza de Lacan?

2.- ¿Estrago como problema o estrago como solución?

A partir de los casos que escuchamos en las mesas clínicas y los testimonios de Pase, se nos abre la perspectiva de pensar el estrago como problema pero también como solución al no hay relación sexual, como señala Marie-Hélene Brousse.[4]

En su Octavo Testimonio María Cristina Giraldo para las Jornadas de Lima, dice “si mi solución femenina a la no relación sexual fue el estrago ¿qué arreglos como madre y como mujer me permitieron no estragar a mi hijo?[5]

3.- ¿De qué se trata en el análisis de un parletre la relación madre-hija?

Si bien lo escucho y lo sé, que se trata en cada caso de apuntar a lo real (a un real) y el singular programa de goce, del modo en que lo escuché esta vez fue con un mayor énfasis para mí. Si bien hay relaciones estragantes de madres e hijas, apuntamos a la posición estragante en cada parletre. María Cristina Giraldo en su testimonio, nos enseña mucho al respecto y cómo pudo encontrar otra solución.

 

De Madres y estrago

José Luis Obaid
Asociado a la NEL-Santiago

Anecdotario.

Antes de esta, la tercera, fueron dos los intentos por escribir las resonancias de las recién pasadas Jornadas de la NEL en Ciudad de México. Las ideas no cuajaron. Estaban, sí. Pero no decantaban, no se articulaban. Hubo impotencia.

En las Jornadas mismas decido comprar sólo dos libros. Del síntoma al fantasma y retorno, de Miller, y La Madre: apuntes lacanianos de Marcelo Barros. El día que entro a la librería adquiero rápidamente el de Miller y habiendo incluso sostenido en las manos el de Barros dilato la compra bajo astucias obsesas. El día que regreso para adquirirlo ya se había agotado. Sutil alivio.

Un Colega viaja a Buenos Aires y no sin entuertos y malos entendidos, sobre la entrega de los pesos argentinos o de si era un regalo o no, encargo el libro de Barros. Luego de un distendido almuerzo en la casa del Colega y siendo recordada la entrega del libro, éste no será entregado y por ello no será adquirido. Horas más tarde, la pregunta del Colega cae de cajón para mí: “qué pasa con la madre…”.

Anécdotas que revelan, al menos para mí, que más allá del ideario simbólico-imaginario que envuelve, social, cultural e incluso ancestralmente, de valores elevados de la figura y la función materna, hay en su abordaje, en su aproximación, algo del orden del impasse, algo del orden de lo ominoso.

Cuestión que no se sostiene sólo a partir de las anécdotas relatadas, pues la práctica evidencia de los efectos para el sujeto del enfrentamiento, por ejemplo, con el deseo de la madre como también de la incidencia en el parletre del encuentro, muchas veces contingente, con el goce que la habita, ya sea en sus modalidades de goce del Otro o del Otro goce.

Recordé, entonces, el breve texto de Ana Lydia Santiago, revisado en el Cartel K preparatorio para las Jornadas y que lleva por título Ideal Materno. En él nos recuerda que por más que el Ideal materno se recubra de valores universales y culturales, sus efectos sobre el niño sólo cuentan cuando la madre se presentifica bajo el modo de un deseo que no sea anónimo, pues la acción del Ideal materno exige el interés particularizado de una madre, aunque sólo sea por intermedio de sus propias carencias. Agregará, que en el polo opuesto, la incidencia masiva del Otro anónimo sobre un sujeto, sin la mediación generalmente asumida por la función paterna o la identificación del padre con las exigencias civilizadoras pueden dejar al niño abierto a todas las capturas fantasmáticas deviniendo el objeto de la madre, de modo tal que ya no tiene otra función que la de revelar la verdad de ese objeto.

Estrago: una noción interrogada.

Saldo importante de las Jornadas fue constatar cómo ciertas nociones que parecieran asentadas en lo que Miller ha llamado las disancias lacanianas, se relativizan, interrogan y son cuestionadas a la luz de la clínica, la práctica y la Época.

Fue así como la noción de estrago –sabemos que son sólo tres las citas en la obra de Lacan en donde hace referencia al estrago, sin que de ello pudiéramos enarbolar un concepto-se tornó ambigua y poco precisa. Ya en la mesa que abrió las actividades el día sábado, Casos de ayer ¿Madres de siempre?, se produjo una fructífera tensión y discusión respecto de si el estrago responde más bien a un modo de presentación o un rasgo que adquieren algunas psicosis o, por otro lado, respondería más bien a un modo de funcionamiento en un momento particular del sujeto que sin duda no respondería a las coordenadas fálicas. Interrogante completamente abierta, que ubicó un instante de ver.

Para finalizar, hacer referencia a lo acontecido en la mesa clínica en que me tocó presentar, ya que de entrada el título de la misma resultó enigmático y provocativo: Ex-tragante en el cuerpo.

Finalizada la presentación de los dos casos y habiendo ubicado, cada cual, algunas coordenadas en función de las preguntas que la audiencia dirigió, Clara Olguín, quien moderaba la mesa, orienta la conversación hacia una propuesta que, desde mi perspectiva, hace temblar la noción que del estrago “manejamos”, abriendo una pregunta a investigar en la práctica: “el estrago puede ser una solución para un parletre…puede ser mejor ser la que no habla (para mi caso) que no ser nada…”

 

III. RESONANCIAS EN LA SEDE

Resonancias de las Resonancias de las X Jornadas de la NEL.

Edith Beraja
Asociada a la NEL-Santiago

Me pidieron que escriba Resonancias de las Resonancias…

¿Qué hizo eco en mi cuerpo? mi cuerpo presente, atento. ¿Qué marcas quedaron de la conversación? ¿Algo pasó? ¿O son solo preguntas?

Partió el encuentro con la pregunta de Raquel Cors: ¿Qué es una conversación?

Quedó claro para mí que una conversación no es sin Otros, el tema es que para que la conversación sea posible y no se anule el diálogo esos Otros tienen que estar barrados. Si el Otro está completo se excluye el malentendido y la conversación queda obturada.

Pregunta Raquel, si la comunidad de la Sede Santiago está dispuesta a soportar una conversación entre Otros, todos diferentes donde no hay consenso.

Me pregunto a mí misma: ¿Estoy dispuesta a soportar mis propias contradicciones y las de los demás? ¿Cómo está mi gran Otro?

Se habló de una nueva mirada del estrago, como una posible solución en la clínica de nuestra época. Me sorprende! Para mí el estrago es estragante. Hay que seguir pensándolo. Es caso a caso.

Del pase, de lo que pasa y de lo que no pasa. ¿Cómo localizar lo que no pasa? También se habló de la importancia del cuerpo presente, escuchante, en acto, en posición analizante. ¿Cómo sostener la posición analizante?

Podríamos pensar: ¿Posición estragante versus posición analizante?

 

El cuerpo resonante

Felipe Maino
Miembro de la NEL-Santiago

El primer día del último mes del año nos reunimos, una vez más, en esa caja de resonancias que llamamos sede. Para quienes no pudimos estar en México en las X Jornadas de la NEL era la oportunidad de vivenciar una trasmisión ¿Resonaríamos? Fue Raquel Cors, AE de la Escuela Una en la NEL y en la sede -¡resonante oportunidad local!- quien abrió el encuentro con una pregunta: ¿Qué es una resonancia? Y fue la primera onda expansiva de ese día, en esa frecuencia de trasmisión singularmente ecualizada en que Raquel está: no hay resonancia sin cuerpo, allí están las aperturas para las “evocaciones”, que es por eso que hay un decir y que así entiende al AE interprete, que pueda, por resonar, tocar los cuerpos de la Escuela. Eso me calibró para oír lo que seguía.

No traeré los nombres de quienes tomaron la palabra ese sábado, para quedarme con el diseño de ondas abriéndose y trenzándose que evoca lo que ocurre sobre un lago cuando llueve. La lluvia del decir en la Escuela. De México venía la experiencia de oír los testimonios de pase y con eso la pregunta por la necesidad del cuerpo presente, y luego se precipitaban las distinciones ¿Qué es un cuerpo? ¿Qué es un cuerpo que hace presencia? ¿Qué es la presencia? Algunos traían el cuerpo conmovido por una lectura, y pensábamos el cuerpo como los surcos de un disco que por su formación precisa resuenan, y el cuerpo parlante que como el equipo de amplificación no sólo habla sino que vibra.

Y resonó al final la pregunta que se ha ido amplificando desde México: el estatuto del “estrago”. Quedé resonando con este decir: la Escuela nunca es estragante pues es el enjambre donde habitamos los que nos conmovemos con el psicoanálisis.

 

Dos escuchas y un paso

Andrea Baez
Amiga de la NEL-Santiago

Escuchar la voz y el acento -difícil de determinar pero familiar- de Raquel Cors diciendo “un final de análisis no tiene por qué ser dramático y triste”, hizo que brotarán en mí lágrimas retenidas al tocar esa nota aun disonante en mi propio análisis, pero también si su recorrido testimonia su posibilidad, esa certeza también ha tironeado el mío.

Después de muchos años de no asistir a una Jornada Anual de Psicoanálisis Lacaniano, y habiendo pasado por otras experiencias de colectividades psy, la Jornada Anual y el encuentro de Resonancias posterior en la NEL Santiago, me permitió vivenciar nuevamente, el efecto que genera una lógica colectiva que funciona en torno a la noción del vacío en el saber, que relanza preguntas y decantaciones de saberes particulares y donde la convivencia de los diferentes recorridos de formación ilumina, no aplasta.

Y como corolario, finalmente me convencí que debía cruzar el borde de estar por fuera de la Escuela.

NOTAS

  1. Lacan, J., El seminario 23, El sinthome, Paidós, 2006, pág. 18.
  2. Lacan, 1992, El Seminario, Libro 17, El Reverso del Psicoanálisis, pág. 118.
  3. Op. Cit.
  4. Brousse Marie Helene “Saber hacer femenino con la relación. Las tres r: astucia, estrago y arrebato”.
  5. Giraldo, María Cristina conferencia dictada en las XII Jornadas de la NEL Lima, en Agosto 2018, titulada “Lo femenino y el estrago materno: problema y solución. La Escuela en femenino”. En “La Locura de ser… Madre. Lo que el psicoanálisis enseña”. Octubre 2018.