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La formación analítica, por paradójico que nos suene, no tiene como objetivo formar, dar forma, sino al contrario, saber hacer con aquello que no lo tiene. Incluso podría decirse que busca deformar. En ese sentido no es un bildung-imagen o construcción, como tampoco corresponde a una figura profesional. La formación analítica responde a elaborar y saber hacer «un poco mejor con lo real sin sentido» en el análisis, el control y la episteme. No es una teoría, ni un saber constituido y aplicable según formas estándars. Mantiene abierta la pregunta por lo que es un analista.
Ahora bien, tal como propone Lacan, el trípode freudiano (episteme, análisis y control) anudado a un cuarto elemento, la Escuela como experiencia subjetiva, permite la transmutacion del saber en la episteme, del síntoma en la clínica y del deseo en la política. Nudo de la formación, que tal como demuestra el Acta de fundación de la Escuela, pone en acto el deseo de Lacan: reformar la formación del analista y que la Escuela sea el lugar para ella.
Este deseo hecho acto quiere insistir en la formación de los analistas como arma para contrarrestar la idea que permitiría pensar que el discurso del psicoanálisis es una técnica, e insistir mas bien que el psiconálisis siempre es didáctico. Una enseñanza que da cuenta de la transformación del sujeto en análisis, en su práctica y en su episteme. Es lo que demuestran los AE, y lo que hace de su transmisión un paradigama de nuestra enseñanza y formación. El psicoanalista que se forma o desea hacerlo, debe ser pensado más allá del Ideal. Desencanto de la verdad ante lo real.
Por eso la Escuela de Lacan es la escuela del Pase, hay la enseñanza de lo singular de cada experiencia a través del trabajo, el matema y lalengua.
La aplicación del psicoanálisis no es una terapéutica, pero además tiene una insercción en el campo de la política. No des-atiende las crisis de los discursos, sino que mas bien se interesa en «el efecto de anudamiento de la formación en psicoanálisis con las crisis de otros discursos». A partir del saber (savoir y fare) extraído de la propia experiencia singular, el analista podrá interpretar el malestar en la civilización. No es a partir de sus ideales y/u opiniones sino a partir del saber que extrae de su cura y los conceptos de la orientacion lacaniana, como señala Yves Vanderveken. Es lo que llamamos la formación orientada por lo real.
Bajo este marco y teniendo a la Escuela como una experiencia subjetiva, podemos señalar que la formación del analista, es como dice Bassols, un aprendizaje.
La NEL ha puesto en acto el nudo propio de la formación a través del Seminario de la NEL. Episteme, práctica y política toman forma en lo múltiple, con la orientación del Uno de la Escuela, para producir como se señalaba arriba, la transmutacion del saber en la episteme, del síntoma en la clínica y del deseo en la política.
Aprendemos bajo la forma de una lógica colectiva. La orientación de la Escuela Una y de la AMP que se construye en el uno por uno y con otros.
La enseñanza de la NEL está constituida por: la vertiente política, con la transmisión de las enseñanzas de los AE que se despliegan a través de conversaciones en las Sedes y tienen como objeto colocar el pase en el centro de la Escuela; la vertiente clínica, que pone al trabajo la práctica analitica de los miembros, interrogando lo analitico a través del trabajo de los carteles clinicos (SIPA) y la vertiente epistémica, que ofrece algunas referencias epistémicas como fundamento de la orientación trazada por la AMP, a través de conferencias virtuales.
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